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¡Amor mío!

Por Jaime Roberto Encalada Tovar

“AMOREEEE VIAJAMOS” – Grande fue mi sorpresa cuando mi esposa anunció el viaje a Arequipa – salimos el 12 de junio y retornamos el 20 de junio, especificó.

Una noche del mes de mayo, solo, pensé todo el gasto que acarrearía pasar mi Cumpleaños al ya llegar a la barrera de los 60 (18 junio 2019); llegaba a mi mente, recordaba, aquellos momentos cuando laboraba en esos terruños (marzo 1994, 95, hasta Julio 96); vería a mis compañeros después de 25 años y, con posibilidad de visitar el Centro Minero Cerro Verde, la ciudad de Matarani – me llenaba de emoción.

Coordinaciones anteladas con tres personas que residen en la blanca ciudad – con fechas exactas y todo – llegaba la primera semana de junio, ellos no se comunicaban, avizoraba falta de interés; no debía exigir nada, me acordé lo que decía mi querido Padre: “cada quién baila con su pañuelo”.

Faltando unos días para la partida, por avión, decidimos no viajar el 12 – partiríamos el lunes 17 de junio, por vía terrestre, para llegar el 18 (día de mi Onomástico). Ya en Arequipa, pasada las 9 de la mañana, tomamos un desayuno ligero en el hospedaje de la calle Alvarez Thomas – seguido, nos dirigimos a la Plaza de Armas, siempre bella, impresionante la Catedral, fotos; almorzamos en el Mercado San Camilo, algo ligero, el popular caldo

blanco, no debíamos comer harto por el tema de la altura – estábamos aclimatándonos. No extrañaba degustar un banquete por la celebración, lo importante era estar con mi Amada. En la noche un pedazo de torta, servido en un lugarcito en la misma Plaza de Armas. Y, preguntamos por los tours, dijimos: si hemos venido aquí, tenemos que visitar el Colca; así fue.

En la madrugada del 19, enrumbamos al Valle del Colca – todo impresionante, su gente con sus atuendos típicos, los paisajes, Iglesias, las construcciones antiguas que aún conservan su belleza, sus ferias – el espectacular cañón del Colca, majestuoso, los cóndores, paradisíaco; sus aguas termales medicinales – gracias a DIOS, todo sin novedad.

Teníamos que ir a un City tour antes del retorno y, degustar el plato típico (pastel de papa, rocoto relleno, zarza de patita, chicharrones, la chicha); nos sentimos fortalecidos de tanta buena vibra, el observar los paisajes, los volcanes, su historia. Cómo no sentirnos orgullosos de ser peruanos.

Y, el retorno, por vuelo SKY tomando una gaseosa en la altura (20 junio) – todo bien.

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