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No pierdas ese bus

Por Katherine Madeley Escobar Carpio

Un 14 de febrero me enteraba que la persona con la que salía tenía enamorada. Una semana antes había comprado un pasaje con destino a Ayacucho, el desgano me embargaba y me daba igual si perdía el bus, pero lo pensé de forma literal, yo no quería perderlo.

Tomé el bus después de perseguirlo con un taxi, porque sí, me había dejado, y como era temporada de lluvias los deslizamientos prolongaron el trayecto, no viajé 10 horas, señores, ¡viajé 20 horas!

Llegando a Ayacucho se me acabó el internet del celular, no había luz, y yo no sabía si Dios me decía “desconéctate, hija mía”.

Me fui hasta el cerro La Picota para experimentar el columpio extremo del que tanto me habían hablado, un columpio en el precipicio de una montaña, donde podías ver la ciudad panorámicamente. Yo le temo a las alturas, así que te imaginarás lo que me costó sonreírle a la cámara mientras mi cuerpo se balanceaba. Después de esa experiencia me llevo esta frase: “Sonríe con miedo, pero sonríe”.

Al día siguiente, antes de ir a los baños termales de Colpa, conocí a “Bryan”, sí, así se llamaba. Cuando hablábamos sentí ese flechazo a primera conversación mientras esperábamos en la salita de la agencia, pero llegaba la hora de partir y yo de verdad quería volver a verlo.

De regreso, vi a Bryan en la agencia y entre insinuaciones decidimos continuar con nuestra plática. Salimos con dirección a la plaza y ese día tuve una de esas conversaciones que te desnudan el alma, no sólo por él, sino porque conecté conmigo y los sueños que había dejado postergados volvieron a ser cuestionados. De Bryan me llevo: “Abrazar es necesario porque te hace más feliz”, “La adrenalina te hace sentir vivo” y “hazlo con miedo, pero hazlo”.

Sus viajes, su trabajo y sus aventuras me inspiraron mucho, no sé si el destino querrá que nos volvamos a encontrar, pero lo cierto es que, de perder ese bus, lo vivido en ese lugar no lo hubiera tenido jamás. Mientras partía para Lima acompañada con la canción “Adiós pueblo de Ayacucho”, yo regresaba con un corazón feliz y con un alma libre y aventurero. Así que si estás desganado(a), no se te ocurra perder ese bus, ese avión o esos sueños que te mantienen el alma encendida, no dejes que un estado emocional momentáneo te joda la vida.

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